El conflicto en la fábrica de baterías FADEMI, ubicada en Larroque, Entre Ríos, sigue escalando y ya dejó a 34 trabajadores despedidos de un total de 60 que formaban parte de la planta. La empresa, conocida en el mercado autopartista por producir baterías, enfrenta denuncias por las precarias condiciones laborales que habrían puesto en riesgo la salud de sus empleados.
Según Oscar Casco, secretario general del Sindicato de Químicos y Petroquímicos, el conflicto comenzó entre mayo y junio, cuando los trabajadores denunciaron graves problemas de seguridad e higiene en la planta. “Había sectores que no estaban en condiciones óptimas y ponían en riesgo la integridad física de los trabajadores”, explicó Casco en diálogo con Radio Pública.
El Ministerio de Trabajo realizó inspecciones en la fábrica y confirmó las irregularidades, intimando a la empresa a regularizar la situación. Sin embargo, FADEMI no implementó las mejoras necesarias. Al negarse los trabajadores a realizar tareas en condiciones insalubres, la empresa inició represalias: sanciones, descuentos indebidos y despidos.
Casco señaló que el conflicto también está vinculado al marco político actual: “Aprovechando las reformas laborales y la política del Gobierno Nacional, además del respaldo de sectores del Gobierno Provincial, la empresa busca deshacerse del gremio”.
Desde el inicio del conflicto, FADEMI despidió primero a tres trabajadores, luego a seis, y ahora la cifra asciende a 34, dejando a más de la mitad de los empleados de la planta sin trabajo.
Casco explicó que el sindicato intentó mediar en varias ocasiones, pero sin éxito. Relató haber mantenido reuniones con Manuel Troncoso, secretario de Gobierno de la provincia, quien, pese a mostrar preocupación, no logró convocar a la empresa a una mesa de diálogo. Incluso, durante una audiencia en la delegación territorial de Gualeguaychú, FADEMI no se presentó.
Ante esta situación, se fijó una nueva audiencia para el próximo lunes, donde las autoridades podrían ordenar que los representantes de la empresa sean llevados por la fuerza pública.
Mientras tanto, los trabajadores despedidos permanecen en la puerta de la planta en protesta, apoyados por el sindicato. Desde el gremio exigen que se regularicen las condiciones laborales, se reviertan los despidos y se establezca una negociación efectiva con la empresa.