Ante la confirmación de un caso de dengue en la ciudad, autoridades sanitarias han solicitado la colaboración de los vecinos en los operativos de descacharrización. Se intensifican los llamados a la comunidad para reducir los posibles criaderos de mosquitos en los hogares, ya que la proliferación del Aedes aegypti, vector de la enfermedad, depende del agua acumulada en recipientes y objetos en desuso.
Pantaleone, responsable de los operativos de bloqueo sanitario, explicó que el protocolo establece realizar una intervención en el área donde reside la persona afectada, un proceso que implica la eliminación de potenciales focos de cría en la zona circundante. “No ha sido uno de los barrios con mayor número de casos el verano pasado, pero fue un año récord de dengue a nivel nacional”, señaló, refiriéndose al aumento significativo de casos en todo el país durante la última temporada estival.
Descacharrización y eliminación de criaderos hogareños
Pantaleone remarcó que la prevención contra el dengue es simple: eliminar los criaderos donde el mosquito deposita sus huevos. “El mosquito para que explote no sólo necesita calor, sino agua, y al agua lamentablemente se la estamos proveyendo nosotros”, advirtió. Los criaderos, explicó, se encuentran en objetos acumulados en los hogares, desde latas y neumáticos hasta baldes y botellas. La recomendación es clara: eliminar todos los “cacharros” o recipientes que puedan retener agua, conocidos como “inservibles”, para evitar la reproducción del mosquito.
Además, en los operativos de descacharrización, los vecinos tienen la opción de sacar estos objetos a la vereda para que sean retirados por el equipo de sanidad, o bien, vaciarlos completamente de agua y evitar que se vuelvan a llenar. La colaboración vecinal es clave en este proceso, y Pantaleone subrayó que, pese a los esfuerzos, se han encontrado con la reticencia de algunas personas. “La autorización del vecino es muy escasa para que nos abran las puertas y podamos hacer el deshacharrado. Ajustamos los horarios para mejorar la predisposición, pero la efectividad es baja”, lamentó.
Baja colaboración complica los operativos
La efectividad de los operativos en zonas residenciales depende de la disponibilidad y cooperación de los vecinos, ya que sin su autorización, los equipos de salud no pueden ingresar a los domicilios para inspeccionar y descacharrizar. Pantaleone ejemplificó esta situación mencionando que, en una manzana con alrededor de 40 domicilios, rara vez se logra intervenir en todos los hogares: “Hay vecinos que están ocupados, otros que no tienen ganas y las razones son innumerables”, detalló.